lunes, 7 de septiembre de 2009

La vida diaria


Urbe transitoria

Por la mañana el ruido me levanta.

Pájaros de hierro por la ventana cantan.

Un sol casi nulo me saluda en la mañana

Y fétidas nubes, polvo gris en mi cabeza riega.

Por las calles monstros de metal

Por sus traseros al mundo quieren matar,

Y a niños deja sin que jugar.

Calle y avenidas, los monstros toman nuestras vidas.

Sirenas sin su mar que solo saben lloran,

Anuncian las malas nuevas de esta ciudad.

Ríos de sangre y destrucción total.

La sirenas van a ese lugar.

Familias en pena, ven pasar a las sirenas

Un hogar destruido, por el fuego consumido.

Las sirena no llegan, los monstros las atormentan,

No seden el paso, los monstros se creen los amos.

La urbe de hierro no muestra algún consuelo

Habitantes simples, sin moral ni cerebro.

Camina sin rumbo buscando su sueldo.

Así es como comen, creen alimentarse con dinero.

J.A. Mendía


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